Una tarde con adopciones cereco, Crevillente.

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SER VOLUNTARIO. UNA GRAN SATISFACCIÓN.

Hay muchas cosas en este mundo que me parten el corazón, muchas tienen que ver con el ser humano, pero también hay otras que tienen que ver con el mundo animal. Que me perdonen los primeros, pero este blog va dedicado a los que considero los animales más indefensos, que son nuestras mascotas, y no las que viven felices con nosotros, si no aquellas, que desgraciadamente han sido abandonadas.

No quiero estrenar mi blog criticando a las leyes, a las perreras,  a la falta de ayuda a los albergues o a las personas que abandonan a sus mascotas, ya habrá tiempo para eso más tarde. Me gustaría empezar con algo positivo, algo que nos de algo de esperanza y ayude a recuperar la fe en el ser humano: EL VOLUNTARIADO.

Un día leí en la página de facebook de Adopciones Cereco Crevillente, que les hacía muchísima falta comida para los perros que tenían acogidos, especialmente latas de comida húmeda, para unos galgos que acababan de entrar, completamente deshidratados y desnutridos, y pensé que podría poner mi granito de arena, animando a mis familiares, amigos y clientes a que donaran una lata ( 0,99 €), yo me encargaría de recogerlas y de llevarlas al albergue.

                                En tu supermercado habitual, 0,99 €. Mercadona, Lidel, Aldi, Carrefour...etc

Después de un mes de recolecta y coincidiendo con una llamada de ayuda para bañar y refrescar a los perros, mi cuñada, su hija y yo decidimos acercarnos una tarde al albergue, para llevarles la comida, en total se recogió unos 120 kilos de comida, una hucha con poco más de 100,00 € para gastos veterinarios, y algunas toallas y champú especial para desparasitar a los peluditos. Por supuesto aprovechamos la tarde para bañar entre las tres como a una docena de perros, de todas las razas y tamaños.

Nos sorprendió, la tranquilidad y la bondad de estos animales, que practicamente se dejaban hacer de todo. Y no creáis que bañamos a los animales con una simple manguera al aire libre, no, el albergue tenía una habitación con una bañera alta, agua corriente, incluso caliente, y todos los accesorios que muy bien una peluquería canina profesional podría envidiar.

Mientras nosotras trabajábamos, la que es el ángel de la guarda de estos angelitos, PAULA, se dedicaba a limpiar y refrescar sus jaulas, para que cuando los perros volvieran, no sólo estuvieran limpios ellos si no también su lugar de descanso.

Y que decir de las jaulas, cada perro tenía la suya, que muy bien se podría comparar a un pequeño bungalow, ya que eran muy espaciosas, tanto en altura como en anchura y fondo.

No pudimos evitar entrar en varias de ellas para saludar y jugar con sus inquilinos, en especial entramos en la jaula de una perrita que acábamos de bañar y que a su vuelta les esperaba sus cachorritos, una monada cada uno de ellos, y que por el color negro del pelo,  bien me puedo imaginar como era el padre, ya que la madre más blanca no podía ser.

Este Gran Danés, más bobalicón y buenazo no podía ser, y unos ojos azules piscina preciosos.

Terminamos la tarde, paseando a algunos de los galgos, por los alrededores del albergue y nos marchamos a casa con una gran satisfacción y orgullo, y convencidas de que pronto volveríamos.

Cualquiera de vosotros puede aportar su granito de arena, los perros necesitan pasear todos los días y su dosis de cariño y amor diario.

Por supuesto, el objetivo final es que encuentren su casa definitiva, así que también os animo a adoptar, y recordad que cuando adoptas a un perro, estás salvando dos vidas, la del perro que te llevas a casa y la del que será rescatado de la perrera para que ocupe su lugar en el albergue.

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